La golosina más saludable que conocemos hasta la fecha

Las frutas deshidratadas se parecen tanto a una chuchería que no te puedes creer que simplemente te estás comiendo un trozo de fruta. Y nada más. Podemos contártelo de mil maneras pero hasta que no las pruebes no sabrás lo que te estás perdiendo 😉

Ahora que se acerca San Valentín y toca ponernos un poquito dulzones ya tienes una idea súper sana y low cost para endulzarte el día a ti, a tu amad@ y a quién tú más quieras.

Son un gran descubrimiento también para las mamás y papás concienciad@s en proteger a sus pequeñ@s del uso y el abuso de azúcares refinados que se hace hoy en día. Así que papi, mami, toma nota ¡que vale la pena!

Encima la variedad de golosinas que puedes crear es tanta como la variedad de frutas que existen, que no es poca. Quedan deliciosas las peras, las mandarinas, las manzanas, las fresas, el plátano, el mango...

Como ya imaginarás, además, nos aportan cantidad de nutrientes como vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas, fibra... Eso sí, tampoco hay que abusar de ellas ya que tienen un elevado contenido en azúcar (naturalmente presente en las frutas). Y los azúcares, aunque sean naturales, hay que tomarlos con moderación.

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¿Cómo se preparan estas delicias?

El primer paso es lavar y cortar la fruta que elijas a láminas finas. Pelarla o no, lo dejamos a tu elección.

Una vez hecho esto tienes varias opciones:

Con deshidratadora:

Para nuestro gusto es la manera más fácil y cómoda. La deshidratadora es una 'maquinita' que sirve precisamente para deshidratar alimentos.

La ventaja que te proporciona es que puedes elegir la temperatura con gran precisión y te permite realizar el proceso sin superar los 47º con lo que tus golosinas conservarán todas las enzimas y nutrientes de la fruta intactos.

Además poseen diferentes bandejas con lo que puedes deshidratar una cantidad de fruta importante de una vez y después tener para semanas o incluso meses dependiendo de lo golos@ que seas, claro.

Usarla es tan fácil como colocar las frutas en las bandejas, seleccionar una temperatura y esperar de 6 a 12 horas dependiendo de la temperatura, de lo acuosa que sea la fruta y de lo gruesa que la hayas cortado.

La que nosotros tenemos vale menos de 50€ y funciona de maravilla. Con lo que nos parece que puede ser una inversión razonable. Si quieres conseguir una pincha en este enlace.

También las hay mucho más caras por supuesto. Si quieres algo más pro y de más presupuesto, te recomendamos esta otra opción.

Con horno eléctrico:

La siguiente opción es hacerlas con un horno eléctrico. La ventaja es que no te tienes que comprar una deshidratadora y no tienes que albergar un 'trasto' más en tu cocina.

Si te decantas por esta segunda opción, basta con que coloques la fruta en la bandeja del horno, forrada con papel antiadherente, y pongas el horno a la mínima temperatura que te permita.

Si tu horno tiene turbo (es decir, ventilador) mejor que mejor. Si no tiene entonces conviene que dejes la puerta del horno un poquito abierta para que se evapore la humedad.

Vigílala cada 30 minutos para ver cómo anda. Puede llevarte 3-4 horas dependiendo de la temperatura, de lo acuosa que sea la fruta y de lo gruesa que la hayas cortado.

Al sol: 

Es la forma más barata, ecológica y sostenible pero a cambio requiere de tiempo y dedicación. Además básicamente te valdría sólo para la época de verano, a no ser que vivas en el Sáhara, porque requiere de temperaturas elevadas y días largos.

Así que de momento, estando en febrero, no vamos a profundizar en ella.

Comprarlas:

Otra opción que tienes es comprar las frutas ya deshidratadas. Las encuentras en tiendas de alimentación natural e incluso en algunos supermercados y grandes superficies.

Nosotros las hemos probado de varios tipos y están buenas (eso sí, asegúrate de que no lleven azúcar ni otros aditivos...).

Aunque desde aquí te recomendamos de verdad que te animes a hacértelas en casa. Para nuestro gusto 'no hay color'. Las caseras son indiscutiblemente más frescas y deliciosas. No te las pierdas!!

Esperamos que te haya gustado esta idea, que la pongas en práctica, que la disfrutes, que la compartas y por supuesto nos encantará que nos cuentes qué tal te ha ido.