Hoy queremos hablarte del apasionante viaje de la ternera al tempeh: Un sendero que nos conduce desde una alimentación basada en las proteínas animales hasta otra basada principalmente en las proteínas vegetales. Un gran cambio de paradigma que cada día más personas estamos adoptando y que nos lleva hacía una forma de nutrirnos más respetuosa con nuestro entorno que también es 'casualmente' más respetuosa con nuestro cuerpo.

Esta semana la OMS ha reconocido en un informe los riesgos para nuestra salud de consumir carnes rojas y carnes procesadas. Esta misma organización establece un consumo diario de proteínas de 0,59gr por kg de peso en adultos y un 1,19 en niños, cifras que duplicamos con creces en los países desarrollados mientras que en los países más pobres la población presenta graves carencias. También recomienda una proporción del 25% de proteína animal por un 75% de proteína vegetal...No está mal para empezar... Y a todo esto recordar que la OMS no es una organización ecologista ni pro-veganista, OMS son las siglas de Organización Mundial de la Salud.

Pero... qué son las proteínas y para qué las necesitamos

Hoy, te invitamos a hacer con nosotros un pequeño recorrido para entender cuáles son las necesidades reales de nuestro cuerpo y aclarar algunos mitos acerca de ellas. Así que ¡allá vamos!

Las proteínas son el material fundamental del que estamos hechos. En pocas palabras, vendrían a ser los ladrillos de nuestra casa ya que todas las células de nuestro cuerpo y gran parte de las moléculas reguladoras como las enzimas y algunas hormonas están formadas por proteínas.

En casos de necesidad nuestro cuerpo incluso puede usarlas como fuente de energía, aunque prefiere los hidratos de carbono y las grasas como combustible porque producen menos residuos en su degradación. Si quieres saber más sobre el combustible 'ideal' te invitamos a que leas este post Ensalada de lentejas al romero dónde te lo explicamos más detalladamente.

Cuando hablamos de proteínas invariablemente estamos hablando de aminoácidos, ya que las proteínas son moléculas de gran tamaño formadas por la unión de moléculas o 'piezas' más sencillas llamadas aminoácidos, si te ayuda puedes imaginártelas como si fueran un puzzle. Así que cuando ingerimos un alimento, durante el proceso de la digestión, las largas cadenas de proteínas se descomponen en aminoácidos, a partir de los cuales el organismo construye sus propias proteínas. O sea, nuestro cuerpo desarma el puzzle y luego lo vuelve a construir. Interesante.

Se necesitan de 20 aminoácidos para fabricar una proteína. De estos 20, 8 no pueden ser sintetizados por el cuerpo y hay que consumirlos en la dieta a diario. Reciben el nombre de aminoácidos esenciales. Además, para que se asimilen correctamente tienen que estar presentes en proporciones adecuadas simultáneamente. O sea que para fabricar el 'puzzle' que es una proteína, el cuerpo necesita tener a mano todas las piezas a la vez. De acuerdo.

Y entonces ¿qué pasa si tiene piezas sueltas pero no están todas? Por suerte el cuerpo puede acumular las piezas, no durante demasiado tiempo pero sí durante unas horas a la espera de que tú le regales las que le faltan. Se dice que es suficiente con que en un mismo día consumas todos los aminoácidos esenciales para posibilitar la formación de proteínas completas. Al día siguiente vuelta a empezar.

¿Dónde consigo las piezas para mi puzzle?

Puede parecer un poco complicado pero tenemos buenas noticias: Podemos encontrarlas en la gran mayoría de los alimentos, aunque en algunos están presentes en mayor proporción. La verdad es que hay más alimentos que contienen proteínas de los que nos imaginamos en un principio. En el reino vegetal destacan las legumbres, semillas y frutos secos, algas, setas, proteínas vegetales como el tempeh, tofu o seitán... pero están presentes también en los cereales integrales e incluso en muchas frutas y verduras. Con lo que teniendo una alimentación variada a lo largo del día obtendremos los aminoácidos esenciales para sintetizar nuestras proteínas.

No te preocupes, no hace falta ser doctor en bioquímica para acertar en las combinaciones. Basta con observar a la alimentación de las diferentes culturas ancestrales del Planeta y tomar nota: combinación de cereales-legumbres, de legumbres-semillas, de legumbres-algas, de cereales-algas-semillas, etc. Un buen ejemplo son nuestras abuelas y bisabuelas que han sabido complementar muy bien las proteínas vegetales durante siglos sin estar pendientes de cuál era el aminoácido que faltaba en sus pucheros de lentejas con arroz, por dar un ejemplo.

Además hay algunos alimentos que destacan dentro del reino vegetal porque contienen todos los aminoácidos esenciales y superan muchas veces incluso el valor de las proteínas animales. Un buen ejemplo de éstos son: la quinoa, el cáñamo, la espirulina o la chía. 

Así que como puedes ver las proteínas no se encuentran tan sólo en la carne, el pescado, los huevos o los lácteos, estas fuentes de proteínas son tan famosas porque contienen todas las piezas del puzzle pero no quiere decir, ni mucho menos, que sean las mejores. Como antes hemos comentado, aunque le demos un puzzle completo a nuestro cuerpo éste se toma la molestia de deshacerlo para volverlo a armar de nuevo. Esto significa que lo podrá construir igual de bien a partir de un trozo de carne que de un plato de garbanzos con arroz.

Y si quieres atreverte con el tempeh... aquí tienes la receta de un delicioso pepito de tempeh ¡Esperamos que te guste!